Niti, palabra sánscrita
que significa política, quiere decir literalmente “política
adecuada”. La política del rey proporciona a la comunidad
un modelo notable de conducta afortunada en medio de los peligros del
mundo. Aunque el rey es la autoridad suprema del reino, es también
el que corre mayores peligros en su elevado, envidiable y precario estado
de esplendor. Los reyes vecinos, sus propios ministros ambiciosos, los
generales demasiado afortunados y hasta los miembros de su propia familia,
- hijos y príncipes que aspiran al trono, reinas que tienen sus
planes-están alertas para arrebatarles el cetro. Y en último
término – aunque no de menor importancia — el pueblo,
a menudo hostigado y cargado de gabelas, en cualquier momento puede
ser secretamente impulsado a la rebelión por algún rey
enemigo o por algún personaje de linaje inferior con ambiciones
de usurpación. En esta atmósfera de amenaza, temor y movimientos
repentinos, prevalece el matsya-nyaya, “la ley de los peces”;
la ley de la vida sin el paliativo de la decencia moral, tal como prevalece
en las despiadadas profundidades marinas.
Esta ley es tan bien conocida en Occidente como en la India, según
muestra el viejo proverbio que dice “el pez grande se come al
chico”, y que Peter Brueghel, el famoso pintor flamenco del siglo
XVI, representó muy vivamente en algunas de sus obras maestras,
caracterizadas por su animación y buen humor. En esas obras vemos
una multitud de peces de toda clase y tamaño, donde los pequeños
son devorados por los más grandes y éstos a su vez son
acogidos por los pescadores. Del vientre de los más grandes,
que los hombres han abierto, salen los peces más chicos y debajo,
en una inscripción, se lee el proverbio. Brueghel pintó
estos lienzos en la época en que toda Europa estaba agitada por
la lucha de los Habsburgo, Flandes, El Imperio mundial español
y El Imperio alemán, para contener el creciente poder de Francia
que trataba de romper el círculo creado por esa colosal coalición.
Era una época en que nuevas armas y nuevas técnicas de
guerra sembraban la destrucción y el terror, la pólvora,
los cañones y el despliegue de grandes conjuntos de infantería
mercenaria, que reemplazaban los combates de caballeros, eran entonces
lo que hoy son para nosotros las nuevas armas de la técnica moderna.
Los proverbios pintados por Breughel representan la vida de animales
voraces y de sangre fria y expresan adecuadamente la idea de que en
la esfera política cada uno actúa para sí y se
traga a tantos otros como puede. La idea que quiere comunicar es la
de que la política es, y siempre debe ser, una empresa de combate,
no un asunto decente y ordenado en el que cada nación, grupo
o raza se le asigne razonablemente su debida porción del mundo,
de acuerdo con su tamaño, sus contribuciones a la civilización
y sus capacidades.
Filosofías
de la India
Pág.102 y 103
Editorial: EUDEBA. Buenos Aires.
Fecha de Impresión: Mayo de 1965
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